Cuando el cuerpo pide ayuda a gritas y dice hasta aquí hemos llegado,
es el momento de replantearse las prioridades
y empezar a darle importancia a lo que de verdad la tiene.
De bajar el ritmo y replantearse la vida.
Te ves envuelto en una espiral de la que es muy difícil salir
pero de la que hay que salir.
Se te presentan tantas oportunidades geniales
a las que te da miedo decir que no por si no vuelven pero
que hacen que el día a día sea de locos.
Jornadas que empiezan a las 7 de la mañana y
se alargan más allá de la media noche.
Que hacen que ya ni recuerdes si tu sillón favorita es cómodo.
Ahora a unos días de cambiar de año quiero replantearme el año 2016
y que sea un año slow,en el que pueda por fin disfrutar de las cosas a otro ritmo.
Aquí retomo este "hijo abandonado" para ir mostrando y
sobre todo irme recordando a mí misma que tengo que frenar
Emprender un nuevo camino.